Cuando el amor es una canción by Kate Danon

Cuando el amor es una canción by Kate Danon

autor:Kate Danon [Danon, Kate]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Romántico
editor: ePubLibre
publicado: 2023-04-20T00:00:00+00:00


Contratos

(Max)

Nada más colgar el teléfono, me quedo mirando la pantalla como un imbécil. Como si pudiera verla a través de ella, cuando lo único que puedo hacer es imaginar su cara de decepción. Lo he sentido al escuchar el tono de su voz, porque Carol es la chica más transparente que jamás me he encontrado. Ha sido así desde que la conocí en aquella boda.

Sí, he dicho bien, desde que la conocí. Porque, realmente, en el instituto, no llegué a conocerla.

Lo que acabo de hacer me ha dejado muy jodido. Sé que le he hecho daño. Aunque no tanto como el que le hice hace ya doce años… Nunca imaginé que las consecuencias de mi gamberrada hubiesen sido tan graves. Por supuesto, comencé a intuirlo cuando Carol me dejó ver parte de sus miedos y su forma de ser, pero jamás me habría echado a la espalda absolutamente todas las culpas de sus traumas si su hermano Bruno no me hubiera interceptado aquel día en que ella me lo presentó en el portal de su casa.

El muy capullo me estaba esperando después a la vuelta de la esquina de su edificio, apoyado en la pared de ladrillo, con los brazos cruzados sobre el musculoso pecho como un matón de discoteca.

—¡Eh, tú! —me llamó, dejando muy claro que no me tenía ninguna simpatía—. ¿Qué te crees que estás haciendo?

—¿A qué te refieres? —mi tono también sonó encendido. ¿Quién era ese tío para increparme nada?

—A mi hermana. Aléjate de ella, cabronazo.

Parpadeé, sin poder dar crédito a sus palabras. Había sonado como la amenaza de una película de gánsteres.

—¿Perdona?

Él abandonó su pose chulesca para acercarse a mí. Sus ojos, del mismo color que los de su hermana, carecían de la suavidad y la calidez que inundaban los de ella. Bruno podría haberme matado con la mirada si eso fuera físicamente posible.

—Sé quién eres, hijo de puta. Sé lo que hiciste. Te vi.

Un extraño malestar me bajó por la boca del estómago al escucharlo. No había concretado a qué se refería, aunque yo tenía una clara sospecha.

—¿De qué coño hablas? —disimulé, a pesar de todo.

Él torció la boca en una sonrisa cínica.

—¿De verdad te vas a hacer el sueco? Se trata de mi hermana, así que no me jodas. Y, por tu culpa, ella pasó por un infierno. ¿Sabes que cantar era su vida? ¿Que era lo único que la reconfortaba tras la muerte de nuestros padres? Después de tu bromita del instituto, cabrón de mierda, Ce dejó de cantar y se sumió en una depresión. Le arruinaste la existencia, le cambiaste el carácter, la hundiste tanto que jamás volvió a ser la misma.

El extraño malestar se convirtió en un tsunami que arrasó con todo en mi interior y me devoró las entrañas. Tragué saliva, no por miedo a ese chico, aunque era evidente que si me partía la cara me iba a costar defenderme, sino porque se me fue el aire de los pulmones al imaginar a Carol pasando por ese infierno del que hablaba… por mi culpa.



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